04 diciembre 2019
Más de medio centenar de colectivos y profesionales formados por organizaciones ecologistas, de protección animal, educadores caninos, veterinarios y abogados han solicitado a los grupos parlamentarios extremeños su rechazo a declarar las monterías y las rehalas como Bien de Interés Cultural (BIC) en Extremadura.
En concreto, la petición, registrada este pasado martes, día 3, en la Asamblea de Extremadura, busca que PSOE, PP y Unidas por Extremadura manifiesten su rechazo a la propuesta de impulso que se debatirá este jueves en el pleno de la Cámara autonómica, y mediante la cual Ciudadanos instará a declarar la montería y la rehala como Bien de Interés Cultural en la región.
Estas asociaciones, según informa en una nota de prensa Ecologistas Extremadura, no pudieron registrar el escrito para el Grupo Parlamentario de Ciudadanos (al que le solicitaban plantearse retirar la iniciativa) "por no encontrar nadie en sus dependencias ayer -por este martes- a las 14:00 horas", pero intentarán registrarlo este miércoles.
El registro de la iniciativa de Ciudadanos se produjo justo un año después de que el uso de rehalas en la caza saltara a la actualidad tras despeñarse 12 perros y un ciervo el 17 de noviembre de 2018 en Herreruela (Cáceres), algo que "despertó una tremenda ola de indignación en todo el país y cuestionó la continuidad de esta actividad", y que según los colectivos que rechazan la propuesta de Cs es uno de los motivos por el que las entidades consideran se está intentando "blindar" la actividad mediante su declaración como BIC.
En contra de los argumentos esgrimidos en la propuesta de Ciudadanos, las entidades que se oponen a su declaración como BIC afirman que el empleo de rehalas "también está en entredicho por su impacto negativo sobre el medio ambiente, especialmente por la imposibilidad de asegurar que estos perros no ataquen a especies legalmente protegidas".
En este sentido, recuerdan que estos animales "son seleccionados y se potencia su agresividad contra los animales silvestres", lo que "pondría en peligro a especies amenazadas", como según indican "ya ha ocurrido con al menos un lince en la provincia de Córdoba".
También se ha constatado, según los colectivos en cuestión, "el caso de dos perros que mataron un cachorro de lince en la provincia de Sevilla, y afirman que la mayoría de casos no trascienden".
Asimismo, precisan que "algunos de estos perros quedan extraviados tras la acción cinegética, llegando a volverse cimarrones y, dado que recurren a los principios instintivos de supervivencia y reproducción matan a especies silvestres o ganado sin control".
CALIDAD DE VIDA
Igualmente, tal y como destacan estas organizaciones como otro aspecto "negativo" de las rehalas, es "la mejorable calidad de vida en muchos de estos perros", que "suelen pasar la mayor parte de su tiempo en espacios muy reducidos y con poco contacto con el ser humano, lo que les repercute muy negativamente".
En esta línea, inciden en que "con frecuencia en las rehalas no se cumplen los requisitos que se consideran básicos para el bienestar de los animales, en concreto, que se encuentren sanos, confortables y bien alimentados, que puedan expresar su comportamiento innato, y que no sufran dolor, miedo o distrés".
Las organizaciones que se oponen a la declaración BIC indican, al mismo tiempo, que las monterías "perjudican al desarrollo de actividades más rentables para el mundo rural, como el turismo de naturaleza".
Afirman, asimismo, que "tampoco es desdeñable el daño económico que producen los perros de rehala, que llegan a matar ganado, intentan atacar a turistas como ha pasado en el Parque Nacional de Monfragüe, o ha horrorizado a ornitólogos que han visto a estos canes matando a ciervos en miradores como el salto del gitano o la portilla del Tiétar en Monfragüe".
