12 mayo 2023
A través de milenios, se han usado en interiores y exteriores en lugares públicos y residencias privadas. Pero, ¿por qué tienen tan arraigada popularidad? La respuesta es sencilla: las baldosas o azulejos y los ladrillos de barro para suelos y paredes como los que vende ceramicascatalino.com son duraderas, relativamente más baratas que otros materiales y ofrecen una belleza y durabilidad superior a diversos revestimientos que además, requieren mayor mantenimiento.
Los patios, las terrazas y los jardines son los que más se benefician de la belleza y distinción que da la terracota. Si se observa la enorme variedad existente en el mercado es posible que cada proyecto de paisajismo se impregne de personalidad. Cualquiera con un ojo creativo, plantas y este tipo de revestimientos puede dar forma a sitios maravillosos.
Los azulejos de barro son una base sólida en diseño exterior lo que permite que todo lo demás fluya y se vea como se desea y cómo debe. Los suelos de barro pueden ser más o menos lisos y lustrosos y existen piezas de colores y con estampados diversos que hace posible usarlos en jardines románticos o clásicos o simples y modernos.
Los colores tostados desde el beige más claro hasta el marrón oscuro van a la perfección con la hierba natural, césped artificial y otro tipo de arbustos, árboles y plantas florales.
Por eso, elegir el suelo exterior de barro cocido es lo ideal y una decisión que se debe tomar en cuenta porque es el mejor para este tipo de entornos.
Cuando se trata de suelos de barro cocido para interior, sin duda, la estética es un valor fundamental a tomar en cuenta al elegir los revestimientos de los pavimentos.
Hay varias razones por lo que la terracota ha sido un material de construcción popular durante miles de años y se debe a sus múltiples cualidades.
Es un material muy resistente al tráfico, al desgaste y en extremo duradero que, no sólo soporta la mayoría de las condiciones meteorológicas y el paso del tiempo, sino que también aporta una serie de beneficios termoacústicos.
Los azulejos y baldosas de barro en el interior de la vivienda permiten obtener importantes ahorros energéticos gracias al aislamiento térmico que proporcionan estos pavimentos.
En instalaciones exteriores, esta ventaja es menos evidente, aunque no desaparece, pues nunca deja de ser un suelo más cálido que las cerámicas.
En los suelos de las viviendas, además, aporta distinción y sobriedad porque se usan mucho para decoraciones minimalistas o industriales muy de moda con muebles y obras de arte ultramodernos.
Y, por supuesto, nunca pierde ese candor de suelo rural, rústico o estilo cabaña que gusta a muchas personas.
Los ladrillos de barro cocido se han usado tradicionalmente para muros externos en casas y aportan un estilo campestre y pintoresco. Aunado a esto no se requiere más revestimiento y se hacen en obra limpia abaratando los costes sin sacrificar la belleza.
Pero, en los últimos años las paredes de ladrillo de barro a la vista se han asociado con el estilo industrial. Estancias con techos altos, grandes ventanales de cristal sin cortinas o con estores simples y tuberías sin esconder son muy usados en entornos urbanos que valoran el uso de materiales naturales y auténticos en combinación con acentos y mobiliario más contemporáneos.
El diseño original que dan los suelos y paredes de barro se alinean con elementos adicionales de la misma línea minimalista industrial, como el acero, el cemento rústico y la madera. Todo esto contrasta con sofás modernos, pero con adornos vintage sin retoques y en bruto.
El mayor atractivo de estos muros es, precisamente, su imperfección, incluidos todos los "defectos" provocados por el paso del tiempo y otras pruebas reveladoras de su antigüedad, como manchas, bordes rotos y mortero mal aplicado.
