Hace ya más de un año, para las páginas del Tomo LXXI, I, 2015, de la Revista de Estudios Extremeños, que estábamos cerrando, informaba a todos nuestros lectores de la triste noticia que nos llegaba: Fernando Serrano Mangas había dicho un adiós permanente a Carmen y a sus hijas. Y, como allí señalaba, nos llegaba la noticia del tránsito a otra vida de quien había sido, desde 1995, compañero en el Consejo Asesor de la Revista de Estudios Extremeños y amigo, cuando no hermano, desde al menos varios años antes. En su Cáceres de adopción fallecía Fernando Serrano Mangas.
La noticia y la triste realidad llenaban de estupor a todos sus compañeros y amigos. Y con la misma tristeza me correspondía, duro deber, trasladarla
a todos los lectores de aquella publicación, desde la que transmitió algunas de sus investigaciones y a la que asesoró, “gratis et amore”.
Alguien ya también de forma prematura desaparecido reflexionaba una vez señalando como la verdad es que la vida pone, por sorpresa, las cosas en su sórdido y roñoso sitio y nos hace reconocer forzosamente que tenemos, por lo general, una escala de valores un tanto extraña, preocupándonos por imbecilidades, por mínimas vanaglorias y por mezquinos intereses, cuando hay cosas mucho, muchísimo más serias y, sobre todo, cuando todo tiene su fin. Sin embargo, el “truco” de este miserable juego es ese: no hay truco, no podemos hacer nada.
Como decía en aquel momento, y reitero ahora, la sensación de impotencia es enorme, infinita y omnipresente y sin justificación posible. Y la sinrazón impide cualquier inmediato juicio de valor. El dolor opresivo y la tiránica asfixia laceran todos los poros de tu cuerpo.
Y sin que ello pueda servir de consuelo, los homenajes y los actos de reconocimiento de su valía personal e intelectual, de ser un amigo para sus amigos, de su hacer cachazudo y de su agilísima mente; de su buen trabajo del ilustre americanista que fue; de esa autoridad mundial que en la Carrera de Indias era; de su profundidad investigadora y de su también especial dedicación a oscuras realidades, como los libros emparedados de la Biblioteca, de esta tierra que nos acoge y a los que supo dar cabal y ajustada respuesta.
Las iniciativas han sido numerosas y abundantes. Empezando por su entierro, que abarrotó hasta extremos impensados la Iglesia de Salvaleón. El cálido y fraternal Homenaje a Fernando, ya en marcha en su primer volumen, de la Revista de Estudios Extremeños; primer volumen porque la respuesta de los americanistas y de buena parte de los investigadores regionales y los docentes de la Universidad de Extremadura, de los Actos, emotivos y académicos, desarrollado el día 4 de marzo, en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura en Cáceres y, con posterioridad, en la sede de Biblioteca Regional de Extremadura, y otro, más recogido y entrañable, más íntimo y estremecedor, en el Ayuntamiento de su pueblo.
Pero, el menos para mí, el más profundo y dulcemente sorprendente se encuentra en la información que recogía la prensa regional:
“El colegio Luis Chamizo ahora se llama Fernando Serrano Mangas.
Así lo ha acordado la consejera de Educación, María Esther Gutiérrez, a petición del consejo escolar del centro, con el informe favorable del Ayuntamiento.”
Todo ello, en ejecución de la Resolución de 8 de enero de 2016, publicada en el DOE de 19 de enero de 2016, al año de la marcha de Fernando, de la Consejera, por la que se aprueba el cambio de denominación específica del Colegio de Educación Infantil y Primaria “Luis Chamizo”, de Salvaleón, aduciendo que “En sesión ordinaria del Consejo Escolar del Colegio de Educación Infantil y Primaria “Luis Chamizo”, código 06004192 y con el informe favorable del Ayuntamiento de Salvaleón (Badajoz), se acordó proponer la denominación de “Fernando Serrano Mangas” para dicho centro docente.
Por lo que en aplicación de la normativa vigente, la Consejera de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura, María Esther Gutiérrez Morán, resuelve:
“Aprobar el cambio de denominación específica “Fernando Serrano Mangas”, para el Colegio de Educación Infantil y Primaria “Luis Chamizo” de Salvaleón (Badajoz)”,
Cristina Cándido, de El Periódico de Extremadura señalaba:
“El historiador y profesor extremeño Fernando Serrano Mangas falleció ayer en Cáceres, a los 60 años de edad. Era doctor en Historia por la Universidad de Sevilla y profesor de la Universidad de Extremadura en la capital cacereña. Natural de Salvaleón, donde nació en 1954, Serrano Mangas era reconocido, sobre todo, por sus investigaciones sobre España y el comercio marítimo con las Indias, un tema que había desarrollado en varias de sus obras. También fue un gran conocedor del mundo judío... Serrano Mangas habla de algo más, del entramado sociológico y cultural de la Extremadura de aquella época. Su libro fue editado primero por Hebraica Ediciones y luego por la Universidad de Huelva, en un proyecto al que también contribuyó la Editora Regional”
Y J. R. Alonso de la Torre, Diario Hoy, desde Cáceres, hablaba de los Capitanes intrépidos de Extremadura, destacando como
“En la región se han recordado sus donaciones y hallazgos relacionados con la Biblioteca de Barcarrota,… y en Sevilla, a un paso del Archivo de Indias, lo impulsaron a hacer su tesis doctoral sobre la flota de la plata en tiempos de Felipe IV. El profesor Serrano Mangas llamaba la atención sobre los intrépidos extremeños que habían tenido su sitio en la historia”
De manera semejante, Cecilio Venegas, destacaba en su blog (http://blogs.hoy.es/guirisporextremadura/ ),
“…Serrano Mangas (2004), tras un estudio documental modélico, ha sido capaz de identificar al autor de la ocultación de la conocida Biblioteca de Barcarrota.”
Y deseo terminar con un párrafo de Rosa María Lencero incluido en su bellísimo Homenaje, que se publicara en el Homenaje de la Revista de Estudios Extremeños. Dirigiéndose a Fernando, le dice:
No perdono a la muerte, tengo que decírtelo así. Porque sesenta años es una miseria. "Temprano levantó la muerte el vuelo, (...) no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada". Como dijo un sabio budista: "Un niño crece hasta llegar a ser un hombre de 60 años y ciertamente éste no es el niño de 60 años ha, mas tampoco es otra persona. De igual manera, el ser que muere aquí y renace allá, no es el mismo, empero, tampoco es otro. Es una continuidad de la misma serie". La incógnita está en la diferencia entre la vida y la muerte. El quid insalvable de la cuestión.
Y como diría Fernando, …”Adiós, beduino”, y ahora le respondo, hasta siempre, hermano